jueves, 15 de julio de 2010

El Agua Alcalina y La Hipertensión

La actividad del denominado sistema renina-angiotensina-aldosterona —un mecanismo subordinado a la activación de histamina en el cerebro— es esencial en el control del volumen y la presión sanguínea activándose para conservar el agua cuando falta ésta o cuando hay carencia de sodio en las células.

Hasta que el contenido de agua y sodio del cuerpo no alcanza un nivel adecuado el sistema actúa estrechando la capa capilar y el sistema vascular. Un estrechamiento cuyo nivel se puede medir y conocemos como hipertensión.

El problema es que para poder trabajar en condiciones adecuadas los riñones necesitan suficiente agua. Y es verdad que ante su carencia pueden concentrar la orina pero no es menos cierto que esa capacidad no debe usarse hasta el límite o puede de dañar el riñón.

Es decir, el sistema renina-angiotensina-aldosterona es más activo cuando los riñones están dañados y la producción de orina es insuficiente, provocando disfunciones renales.


Los problemas renales también pueden ser consecuencia de una deshidratación crónica y de una carencia de sodio (concentrado en el agua por un aparato alcalinizador sin necesidad de consumir tanta sal)

Así mismo, la presión arterial alta es el resultado de un proceso de adaptación a la carencia de agua en el cuerpo. Cuando no bebemos suficiente agua para atender todas las necesidades del mismo algunas células se deshidratan.

En esos casos los vasos sanguíneos no tienen más alternativa que reducir su capacidad para responder a la disminución del volumen de sangre, reducción que causa el incremento de la presión sanguínea que conocemos como hipertensión.

Batmanghelidj explica luego que cuando bebemos menos agua de la diariamente necesaria el cierre de algunas capas vasculares es la única alternativa que tiene el organismo para mantener el resto de los vasos sanguíneos llenos. La cuestión es cuánto tiempo se puede seguir así. Y la respuesta es: “el tiempo suficiente para enfermar y morir”.

El tratamiento esencial de la hipertensión debería consistir, en aumentar la ingesta diaria de agua alcalina, porque ésta contiene más cantidad de minerales alcalinos y está libre de cloro, sales y minerales ácidos que nos crean más acidez.

De ahí que se ha considerado como un “absurdo científico”. el hecho de que los cardiólogos den diuréticos a los hipertensos mientras el cuerpo lucha desesperadamente por retener todo el agua posible.

La medicina oficial asume que la causa de la hipertensión es la retención de sodio en el cuerpo cuando, en realidad, conservar el sodio en el organismo no es más que el último recurso del cuerpo para retener cierta cantidad de agua que le permita seguir vivo y funcionando correctamente.

Asumir que el sodio es la causa de la hipertensión supone un conocimiento deficiente de los mecanismos reguladores del agua en el cuerpo. Cuando se dan diuréticos para vencer al sodio el cuerpo se deshidrata aún más.
Lo que consiguen es que el cuerpo se concentre más en la absorción de sal y agua aunque, por efecto de los diuréticos y mientras no le demos agua, nunca logra la suficiente cantidad como para corregir el problema.

Esa es la razón por la que, después de un tiempo, los diuréticos no son suficientes y se obliga al paciente a tomar medicamentos complementarios cada vez más agresivos que van acabando con su vida.

El agua es, por sí misma, el mejor diurético natural. Si las personas que tienen hipertensión y producen la cantidad de orina adecuada aumentaran su ingesta diaria de agua alcalina no necesitarían tomar diuréticos.


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